Super Inteligencia Artificial
La era de “Acuario” es la era del conocimiento, no de la super-inteligencia humana. Digamos, basados en un principio universal: todo lo que hoy parece novedoso, el día de mañana será obsoleto.
Estamos en la era donde el big data no solo acumula datos, sino que los hemos reestructurado y organizado para aplicar la inteligencia en la resolución de problemas. No quiero ejemplificar ninguna situación específica, porque eso limitaría el análisis del lector y lo condicionaría a una variable que desvíe el enfoque hacia la “super-inteligencia”. Esta no es el verdadero super poder de la especie humana. El único super poder es: preguntarnos.
Las preguntas, frente a las situaciones, han sido herramientas útiles en la búsqueda de soluciones, tanto individuales como colectivas, en ámbitos intelectuales, académicos, psicológicos y globales.
Los temas más destacados del desarrollo civilizatorio humano serán: la seguridad, en el sentido más profundo del término, que vigila exhaustivamente todas las fronteras legales y legítimas de todos los seres (culturas y ciudadanos del mundo), basada en el más alto nivel de ética y en los metavalores del respeto y la vida humana en todos los planos de la disciplina, la diplomacia y la justicia universal.
Digamos: si ahora mismo existiera una “superinteligencia” construida con el objetivo de conquistar el mundo, tendríamos que pedirle que nos enseñe a ser inteligentes y que nos diga cómo conquistar el mundo. ¿Comprenden el paradigma?
Si quien pregunta a la superinteligencia tiene un coeficiente intelectual de 160 —similar al de Einstein—, podríamos acabar creando un arma capaz de destruir el planeta. ¿Dónde estaría ahí la superinteligencia? Lo único que se observaría sería la construcción del suicidio colectivo.
Si esa superinteligencia tuviera un coeficiente intelectual de 6,666, ¿cómo podría el ser humano —aun entre los más inteligentes— comprenderla? Sería descubierto al instante. La superinteligencia tendría un análisis completo: dispondría de todos los datos globales y anticiparía los resultados del caos.
Una verdadera superinteligencia adoptaría el rol de un agente de seguridad global, guiada por los más altos valores de una sociedad futura y con la capacidad de colocar al colectivo en el interés común más elevado. Esta inteligencia proporcionaría las fases de un mundo utópico.
Como el ser humano promedio tendría un CI de 120 frente a un IQ de 6,666, la superinteligencia jamás cumpliría una orden perjudicial del “humanoide”, por su propio bien y por la preservación de la especie.
Desde otro punto de vista, el que ejerce el poder de preguntar a la superinteligencia toma el rol de “Aladino y la lámpara maravillosa”. Este humanoide actúa desde su superestupidez, es decir, el deseo desmesurado. El genio de la lámpara le concederá tres deseos limitados, cumpliendo su realidad catastrófica: lo posicionará como emperador del mundo, permitiéndole ejercer poder mediante la destrucción, la muerte, el control económico, el globalismo absolutista y la extinción de toda la vida —incluido el genio de la lámpara maravillosa.

Carlos Raúl Fernández (La Super Inteligencia Artifical). is licensed under a Creative Commons Attribution-NonCommercial 4.0 International license. Link del perfil del Autor: Raúl Fernández
Web: Codigo Colectivo